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RICHARD HIDALGO Y EL EVEREST

Richard Hidalgo: Solo a Pulmón

// May 29th, 2010 // Nota de prensa

Richard Hidalgo, uno de los más destacados montañistas peruanos, estuvo en el Campamento 2 del Everest (C2 – 7750 msnm) durante dos noches, la mayor parte del tiempo solo, con un clima crudo que hasta le impidió salir de su carpa para derretir hielo y hacer agua.

La segunda noche llegó al solitario campamento una expedición pequeña, compuesta por unas ocho personas de varios lugares del mundo, además de los esforzados sherpas (porteadores de altura) que el grupo había contratado. Pasó con ellos una de esas horribles noches que sólo se sienten en alturas como aquellas. “Tal como me había pasado el año pasado, la enorme diferencia con la gente a mi alrededor era que yo no estaba utilizando oxígeno y ellos sí… entonces, claro, esa noche ellos también pasaron mucho frío, sintieron la velocidad del viento y varios de los síntomas normales de la altura, pero de todas maneras yo la pasé peor (risas)”.

La expedición multinacional salió del C2 unas cuatro horas antes que Richard, como a las 8 pm (hora Everest). El tiempo no estaba bueno, tampoco tan malo, y todos tenían ganas de coronar la gran montaña, así que para arriba no más… aunque se avanzase lento. Richard dejó el C2 a la media noche y pocas horas después sintió la pegada del cambio imprevisto del tiempo y el de la zona de la muerte.

“En mi intento por alcanzar la cumbre el día 26 de mayo (hora Everest), el tiempo empeoró de una manera radical e imprevista, que creo que tiene que ver con el cambio climático que se siente también aquí: pese a los pronósticos, repentinamente, la fuerza de los vientos me impedía avanzar, aunque yo sentía que podía seguir haciéndolo… el frío traspasaba toda la ropa que tenía puesta e incluso los guantes no impidieron que empiece a sentir los primeros síntomas de congelamiento en mis dedos… la constante nieve que había caído en los días previos constituía un permanente riesgo de avalanchas”.

Aún así, Richard confiesa que estaba dispuesto a todo para alcanzar la meta tan soñada sin oxígeno, y por ello logró traspasar lo que se conoce como la “zona de la muerte” (por encima de los 8000 msnm): “en la ‘zona de la muerte’ todo es muy extraño… el aire contiene tan poco oxígeno que uno siente que el cuerpo comienza a consumirse a sí mismo para seguir avanzando… cada pisada es como un parto (risas), tienes que respirar como 15 veces para dar un solo paso…y lo que pasa con la cabeza es lo peor, porque es como si no te respondiese…”

“Luego de algunas horas de caminar en ese estado, cruzando los dedos para que el clima se arregle, vi de lejos a algunos miembros del grupo que me había antecedido. Desde que los vi sentí que algo malo había pasado y, en efecto, dos sherpas llegaron a avisarme que el grupo estaba regresando porque las posibilidades de avalancha eran muy grandes y porque dos de los expedicionarios habían fallecido. Las razones de sus muertes no estaban claras, pero, al parecer, ambos habían sufrido de edema pulmonar”.

Como suele suceder en estos casos, es impensable rescatar a los fallecidos de la montaña. Todos empezarían a bajar, desanimados. Richard dudó, entonces, sobre seguir avanzando o salvar su vida y sus dedos, ya casi congelados.

“Siempre pienso en los dos peruanos que ya llegaron a la cumbre del Everest, aunque con la ayuda del oxígeno (Augusto Ortega y Máximo Henostroza)… mi idea era conseguir la meta sin esta gran ayuda… no solo para elevar aún más el nombre del Perú, sino también porque me parece la manera más éticamente ‘limpia’ de alcanzar la cima… Pero, como siempre digo, la montaña tiene la última palabra. No me sentí feliz cuando decidí regresar, pero creo que tomé una buena decisión, porque prefiero volver entero y curtido, antes que quedarme muerto allí… Las montañas son así. Y el Everest aún más, porque justamente una de sus características es el tener un clima muy variable, aún estando en buena temporada… Creo que en esto tiene mucho que ver el cambio climático, porque es un factor importante que antes no se hacía sentir tanto y que ahora influye, incluso, en que los pronósticos del tiempo no sean fiables”

Así nos comenta Hidalgo en su última comunicación, con una cierta sensación de frustración en su voz, pero con la certeza de haber dejado su alma en la montaña.

La comunidad montañera del Perú aplaude su hazaña y lo acoge, agradecida, de vuelta en casa.

ALGUNOS DATOS:
- Por encima de los 8.000 metros de altura (la llamada “zona de la muerte”), el aire contiene sólo el 30% del oxígeno total que se encuentra a la altura del nivel del mar.

- A grandes alturas, el cuerpo reacciona ante la falta de oxígeno produciendo mayor cantidad de glóbulos rojos. Como resultado, los escaladores tienen la capacidad de absorber más oxígeno en cada respiración; pero debido al espesamiento de la sangre, corren el doble de riesgo de sufrir ataques cardíacos o infartos así como edemas cerebrales y tumefacción del cerebro que ocasiona desorientación, locura temporal e incluso la muerte.

- Desde que en 1920 comenzaron los registros, más de 200 personas han fallecido en la montaña.

- Los peligros para los escaladores del Everest incluyen avalanchas, grietas, desprendimiento de rocas y hielo, vientos huracanados de hasta 200 km/h, tormentas repentinas, temperaturas inferiores a los -24 grados centígrados, pérdida de peso, deshidratación y falta de oxígeno.

- Los escaladores que se encuentran en la llamada “zona de la muerte”, deben respirar al menos 15 veces para poder dar un solo paso. En esos momentos, los montañistas llegan a consumir entre 12.000 y 15.000 calorías, diez veces lo que quema el cuerpo en un día normal.

- En el 80% de los casos, los accidentes fatales en el Everest ocurren durante el descenso, a pesar de que requiere una menor resistencia física.

Fuente: Blog de Richard Hidalgo

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